El EMDR consiste en un enfoque terapéutico desarrollado para el tratamiento de diferentes problemas psicológicos que han podido ser provocados por malas experiencias o recuerdos que no han sido procesados correctamente por nuestro cerebro.
Con el EMDR podemos trabajar aquellas experiencias dolorosas que siguen afectando en nuestro presente, viéndose reflejado a nivel emocional, sensorial o incluso físico.
En numerosas ocasiones los pacientes acuden a consulta por síntomas que presentan en el presente sin imaginar que estos síntomas pueden estar relacionados o provocados por una mala experiencia o vivencia que no ha sido procesada de la mejor manera.
Cuando nos exponemos a una situación dolorosa, de gran impacto, o una situación en la que nos sentimos en peligro, inseguros etc., nuestro cerebro puede actuar como método de protección llegando a bloquear cierta información e impidiendo que ésta se procese de forma adaptativa.
Con el enfoque terapéutico de EMDR lo que hacemos es reprocesar estas experiencias que han podido resultar traumáticas, para que nuestro cerebro pueda almacenarlas en nuestras redes de memoria de forma más adaptativa y saludable.
Mediante el procesamiento de la información con este método, vamos viendo como los síntomas y el malestar van disminuyendo y la persona se va encontrando mucha más estabilidad emocional.
Detrás de muchos problemas de ansiedad, depresión, TOC, problemas de alimentación, o baja autoestima, entre otros, en numerosas ocasiones hay vivencias que no han sido procesadas, aunque muchas veces pensemos que sí porque al irnos al recuerdo “no duele” o no me genera malestar directamente.
Puedo ver mucho en consulta como mis pacientes me dicen que ese recuerdo ya no le afecta para nada y que cuando conectan con el mismo, no sienten malestar. Muchas veces no es el recuerdo en sí, sino lo que nos provocó, el aprendizaje que nos dejó, o las creencias se crearon a través del mismo.
Cuando trabajamos desde este enfoque terapéutico, vamos a ir pasando por una serie de fases y etapas que irán dependiendo del caso exclusivo de cada paciente.
En todo momento vamos a tener en cuenta el tiempo que necesite la persona para entrar en abordar diferentes situaciones, adaptándonos a su ritmo y necesidades.
La primera fase siempre será el estabilizar a la persona a nivel emocional, y proporcionar recursos de regulación emocional para poder continuar con las fases posteriores.
Existen muchas investigaciones clínicas que demuestran los beneficios que observamos en consulta con el trabajo de EMDR, principalmente en el tratamiento del Trastorno por estrés postraumático, aunque también vemos muchos beneficios en el tratamiento de la ansiedad, depresión, fobias, duelo o abuso sexual o emocional, etc.
Además, muchas personas notan mejoras significativas en menos tiempo que con terapias tradicionales. Esto se debe a que, con este enfoque terapéutico, trabajamos directamente con los mecanismos neurológicos del procesamiento de la información, acelerando la integración de recuerdos disfuncionales.
¿Qué puedo conseguir con la terapia EMDR?
- Reducir la intensidad emocional de recuerdos traumáticos.
- Superar síntomas como ansiedad, insomnio o irritabilidad relacionados con el pasado.
- Cambiar creencias negativas sobre ti mismo asociadas al trauma.
- Reforzar tu estabilidad emocional y tu bienestar general.
- Mejorar tu autoestima y seguridad en ti mismo.
Si sientes que ciertos eventos pasados siguen afectando tu presente, EMDR puede ser una herramienta poderosa para liberarte y avanzar.