Seguro que en alguna etapa de tu vida has sentido que estás expuesto a un nivel de estrés muy superior al que consideras que sería sano para ti o incluso también es muy común el normalizarlo y tener un ritmo de vida muy acelerado en el que cada día es un reto y a veces sientes que puede llegar a ser un desafío.
Veo el caso de muchas personas en consulta en el que vivir con estos niveles de estrés, lo ven como algo normal, tienen la creencia de que es algo que es natural y que no pueden hacer nada para cambiarlo.
Esto es una creencia errónea que puede llevarnos a patrones de conducta disfuncionales que pueden influir tanto a nivel físico, como mental. Tanto nuestra salud física, como nuestra salud mental puede verse afectada por ello.
Normalmente cuando estas personas llegan a consulta es porque han llegado a su límite y sienten que no pueden más o porque esto se está viendo reflejado en ansiedad, estado de ánimo triste o incluso en muchas situaciones hay casos de somatizaciones como comentaba anteriormente en el que la persona ha desarrollado algún tipo de problema de salud física (problemas gastrointestinales, dermatológicos, insomnio, migrañas…entre muchos otros).
Existen ocasiones en el que vivir a este ritmo y en modo automático, intentando tener la mente ocupada todo el tiempo, también puede estar relacionado con el hecho de evitar ciertas situaciones que puedan ser difíciles de gestionar como pueden ser algunas emociones, problemas o situaciones que no sabemos muy bien qué hacer con respecto a ellas.
A veces el conectar con nosotros mismos no es fácil si no tenemos los recursos adecuados para regularnos, resolver un problema o conocer qué nos hace sentirnos mejor cuando estamos ante una emoción difícil o que sentimos que es demasiado intensa para nosotros. Por ello muchas personas optan por la evitación como medio de regularse o gestionar sus emociones porque es la única forma en la que consideran que llegan a encontrarse mejor. Pero esto sólo es una solución momentánea a corto plazo. Cuando evitamos algo y no lo gestionamos acorde a nuestras necesidades, lo que estamos haciendo es mantener y reforzar este problema en el tiempo y en consecuencia, esto puede manifestarse en forma de ansiedad o en otro tipo de problemas emocionales.
Normalmente esta forma de regularnos la tenemos tan interiorizada que no somos conscientes de ello, sino que funcionamos así de forma habitual sin tener en cuenta que estamos actuando desde la evitación.
El comportarnos así, en numerosas ocasiones está relacionado con la perfección y la autoexigencia a la que muchas personas se enfrentan por consecuencia a como han sido educadas, las experiencias de vida que han tenido, sus creencias, etc.
Sienten la necesidad de hacer todo de la mejor forma posible, de tener que llegar a todo y poder con todo por sí mismos, existe una falta de tolerancia ante un error, ya que esto les puede hacer sentir menos válidos o aprobados por su entorno o resto de personas, necesitan cumplir las expectativas tanto suyas como de los demás.
El vivir en este estado de perfeccionismo o siendo muy exigentes con nosotros mismos, puede provocar también el que haya una sensación de tener que tener todo controlado y cuando algo se escape de nuestro control el sentir una frustración y un malestar muy elevado. Esto puede verse reflejado también en el descuido del autocuidado de la persona y en tener problemas para poner límites ante muchas situaciones.
Normalmente todas aquellas personas que llegan a consulta con estos síntomas, les cuesta mucho reconocer cómo se sienten realmente, que emociones son las que suele aparecer en su día a día y por qué se sienten así e incluso no saben cómo gestionarse, suelen llegar expresando la frase de “he explotado”, “siento que voy a petar”, “siento que no puedo más” y no sé qué hacer.
Veo el caso de muchos pacientes que tienen tan interiorizado el vivir así, que cuando vienen a consulta es porque se sienten muy mal y ni si quiera lo relacionan con nada concretamente, no suelen entender qué está pasando.
El autocuidado en estos casos es primordial
En terapia podemos trabajar:
- Tomar consciencia y valorar si tus hábitos, ritmo de vida, patrones de conducta…son con los que te sientes bien realmente o si estás en modo “supervivencia”, si llevas un ritmo de vida saludable o si por el contrario me está llevando a un estado ansioso o de malestar.
- Aprenderás a conectar contigo mismo sin necesidad de que esto tenga que ser algo incómodo o desagradable.
- Conocer tus emociones y saber qué hacer con ellas para encontrar tu calma y bienestar.
- Atender tus necesidades tanto físicas como psicológicas.
- Conocer las señales de tu cuerpo que son una clara pista de qué está sucediendo y hacia dónde tenemos que ir para que te puedas ir encontrando mejor.
- Validar tus emociones y permitirte bajar esa autoexigencia y perfeccionismo.