¿Realizamos una buena gestión de nuestras emociones?

A lo largo de nuestra vida, desde pequeños, todas las personas experimentamos muchas emociones, incluso en un mismo día, podemos sentir varias emociones diferentes. Dependiendo del carácter de la emoción que estemos sintiendo, ya sea una emoción agradable o desagradable, esto se va a ver reflejado en nuestro estado de ánimo y nuestras expresiones. 

Existe la creencia en algunas personas de que la forma en que nos sentimos, nos comportamos o nos gestionamos, depende de nuestra personalidad o carácter y que eso es algo que no puede cambiarse o moldearse, sino que es algo que va a ser así para siempre y que no puede hacer otra cosa para cambiarlo. 

Sin embargo, la manera en que gestionamos nuestras emociones está influenciada por todo lo que hemos aprendido a lo largo de nuestra vida tanto de nuestra familia, amigos, entorno social, experiencias que hemos vivido, la educación que hemos recibido, nuestra cultura, etc. 

Desde pequeños, aprendemos a regular nuestras emociones a través de las figuras que nos cuidan y nos educan, ya sea por repetición o imitación, es decir, copiando sus conductas e interiorizándolas o por mensajes que recibimos por parte de ellos.

Las personas que más impactan en cómo nos relacionamos con nuestras emociones, pueden ser nuestros padres, hermanos, cuidadores, otros familiares, amigos o profesores, ya que desempeñan un papel fundamental en este proceso. 

La forma en que aprendemos a gestionar nuestras emociones durante la infancia tiene un impacto directo en cómo lo haremos en la edad adulta. Las respuestas que recibimos de nuestros cuidadores cuando experimentamos emociones intensas, como el llanto, enfado, tristeza, la risa, entre otras, son cruciales para definir cómo vamos a regular y aceptar nuestras emociones en nuestra vida adulta. 

Existen personas que logran mantener una relación sana y funcional con sus emociones, sabiendo identificarlas y manejarlas adecuadamente cuando es necesario. Sin embargo, hay muchas otras personas que tienen dificultades para relacionarse de manera saludable con sus emociones, lo que afecta negativamente su vida. Esto es especialmente común con emociones negativas o desagradables, mientras que las emociones consideradas positivas o agradables suelen ser más fáciles de manejar. En estos casos, es frecuente que las personas intenten rechazar o suprimir estas emociones desagradables.

¿Es adecuado para nosotros el evitar o suprimir nuestras emociones más difíciles?

Las emociones siempre tienen una causa y una función para nosotros. En el caso de las emociones negativas o desagradables, a menudo cometemos el error de tratar de hacerlas desaparecer a toda costa o de transformarlas en emociones más agradables. Esto puede llevarnos a intentar mantenernos ocupados, evitando así conectar con la emoción, no sentirla o intentar evadirla.

En algunos casos, las personas suprimen emociones sin ser conscientes de ello, sin darse cuenta del impacto y las consecuencias que esto puede tener en su bienestar. Esto puede provocar una acumulación emocional que, eventualmente, se traduce en un desbordamiento de sentimientos, lo que genera agotamiento, ansiedad, y hasta problemas de salud física y mental. De hecho, muchas personas ni siquiera logran identificar sus emociones cuando estas surgen.

Formas de poder regular nuestras emociones

En consulta trabajaremos la gestión emocional en primer lugar enseñando a la persona a que tenga un buen conocimiento sobre sus emociones, es decir, que sepa identificarlas y localizar qué puede estar ocurriendo para que esa emoción aparezca y darle sentido, ya que lo más importante es que podamos entender y darle sentido a por qué tenemos un estado de ánimo determinado y si podemos introducir cambios que nos ayuden a tener un mejor manejo de nuestras emociones que nos ayude en nuestro día a día a sentirnos mejor.

Otro objetivo que podríamos trabajar en terapia sería el comunicarnos y aprender a expresarnos de forma más funcional y saludable ya que en muchos casos vemos como muchas personas tienen gran dificultad para poder expresar sus emociones y se sienten bloqueadas, viendo consecuencias en su vida diaria y en sus relaciones personales.

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